Una de las secuelas de una intervención quirúrgica, como una mastectomía en caso de cáncer de mama o al ser extirpado un tumor (tumorectomía), es la disminución de la capacidad funcional. Algunos signos y síntomas como la limitación articular, debilidad muscular, fatiga, cansancio, dolor y sensibilidad anormal de las manos y pies pueden alterar la capacidad funcional. Una buena rehabilitación con el tratamiento adecuado es clave en este momento.

La fisioterapia puede ayudar a los pacientes de cáncer en los efectos secundarios de la quimioterapia y radioterapia como la fatiga, las mialgias (dolores musculares), la neuropatía periférica, la debilidad muscular y el acortamiento de la musculatura.

Una de las secuelas que pueden sufrir los pacientes oncológicos en caso de extirpación de ganglios o tras la radioterapia es el linfedema. El tratamiento adecuado puede prevenir que se acumule la linfa en las extremidades y reducir el hinchazón que provoca el linfedema.